"Permite que la luz curativa del sol abrase la oscuridad que albergues en tu interior.
Deja que tu luz interior ser una guía para los demás, y una llama ardiente contra el mal no arrepentido."
El nacimiento de la Luz y la Verdad
- Siempre preguntan por mí, quieren saber mi nombre, mi procedencia, que motivos me llevaron hasta allí…
Es difícil para el pueblo comprender que no soy quien los protege, quien custodia sus almas y sana sus cuerpos… Solo soy una llama perdida, un minúsculo auspicio de la grandeza de mi reina, un humilde heraldo de su luz eterna.
El hombre que hila estas palabras cual artesano, se encuentra sentado frente a ti con una jarra de cerveza en la mano y una actitud totalmente relajada. Debe tener unos 30 años, tal vez menos y su ojos brillan encendidos mientras habla, iluminados claramente por el placer que le produce recibir tanta atención…
Habla fuerte, seguro de sí mismo, casi podrías decir que es falsa modestia la que muestra… Quizas, solo parte del show que monta para atraer a la gente y llevarles a todos la filosofía sagrada de la flor del amanecer.
Debe medir unos 6 pies y monedas, pesar unos 80 kilogramos y poseer un físico sometido a un riguroso entrenamiento...
Lleva su larga cabellera castaña muy clara (mostrado rayos rubios desteñida por el sol) perfectamente atada en una cola de caballo; tez blanca apenas bronceada, un rostro perfectamente afeitado y ojos grises, con una mirada realmente profunda. Aseado y presentable, si no fuera por el pesada escudo negro y su cimitarra dorada apoyados contra la barra, uno lo confundiría mas con un noble que con un trotamundos como dice ser...
Viste telas holgadas y gruesas blancas con detalles en rojo bermellón, unas especies de túnicas utilizada para viajar en los desiertos soportando el agresivo viento y los fríos helados de la noche, aunque bajo esta, si se observa con cuidado se puede observar la forma de una gran armadura, probablemente metálica debido al ruido que genera este personaje al moverse y gesticular...
