Luego de un fortuito encuentro en la ciudad de Lumisstar, capital de Ferandar, cinco personajes con distintos objetivos descubren que el camino que los lleva a cumplirlo es el mismo.
El Errante, un viejo semielfo que dedica su vida a vagar por las tierras septentrionales ayudando a las pequeñas aldeas, a los viajeros desorientados y a todo aquel que lo requiera. Siempre con la misma pasión y el único objetivo, hacer el bien.
Leon, un joven servidor de Sarenrae, que fue enviado desde los desiertos del oeste para servir a la casa principal de la Diosa del Amanecer. Devoto a su diosa, ninguna otra tentación puede alejarlo de su servidumbre.
Lich, uno de los miembros de la honorable tribu del Oso, de las llanuras del este. Uno de los miembros mas fuertes de su tribu, fue enviado a la gran capital junto a Zinna, la Shaman de la tribu, una gnoma devota de la naturaleza y amante de los animales, en especial de su oso Anibal; en busca de ayuda para el decadente estado de la tribu.
Y por último Lothar, un sombrío personaje dedicado a extraños cultos de invocación de seres extraplanares, acompañado constantemente por uno de ellos, su más perfecta creación y su fiel compañero. Llegó a la capital escapando de su oscuro pasado y buscando a quien seguramente podría ayudarlo, un tal "Errante".

Así fue como Lumbar, arzobispo del Templo de Sarenrae, les mostró que el camino se abría sombrío hacia el sur. Hacia la ciudad de Luskan, de la torre de los magos. El clérigo miró a los cinco compañeros alejarse con el brillo del alba, y una luz de esperanza se abrió en sus oscuros pensamientos.